martes, 4 de septiembre de 2012

Para no perder la costumbre


Ya como una tradición, cuando llega este tiempo de empezar a pensar en los fríos días del invierno, en recogernos en el hogar, acurrucarnos al lado de la chimenea, el que la tenga, y disfrutar de esas tardes lluviosas (desde el día 20 de marzo no cae ni una p….a gota), es momento de recapitular y echar la vista hacia atrás para recordar las lecturas que nos han acompañado en esos días calurosos de este verano especialmente abrasador con temperaturas máximas registradas de 43°C y la prima de riesgo por los 649 puntos básicos.


En primer lugar, como lectura recomendada, por allá el mes de  julio empecé  con un libro duro donde los haya, el libro en cuestión  El pá de cada día de Mohamed Xukri, es un relato desgarrador de las condiciones de vida de la sociedad Marroquí en la primera mitad del siglo XX, a través de las peripecias vitales  de un niño.  Si bien la lectura se hace necesaria, lo realmente conmovedor es la historia del propio Xukri, analfabeto hasta los 20 años y posteriormente convertido en uno de los autores de culto Marroquí. El Pá de cada día no es  ni más ni menos que una autobiografía  del autor el cual ha llevado una vida de perros. No se ve más allá.

Por seguir situado geográficamente y no perderme por esos mundos de dios, sin salir del continente Africano me decidí a leer al archipremiado autor polaco  Kapuscinski,- entre otros premios es Príncipe de Asturias-  y que mejor para empezar que Ébano, para  muchos su obra cumbre. Pues ahí me puse, con el traje de faena, a intentar desgranar esta excelsa crónica viajera del continente negro a través de la pluma periodística de Ryszard Kapuscinski, según los entendidos el periodista más importante del siglo pasado. A modo de capítulos independientes e intercomunicados  por el sufrimiento de sus habitantes, Kapuscinski desgrana de modo magistral el sentimiento de resignación que recorre la totalidad del Continente Africano -desde Tánger hasta Ciudad del Cabo- y sus habitante en una época convulsa, que narra para acentuar aún más el caos sin un rumbo fijo, a modo de movimiento de caballo en un tablero de ajedrez sin espacio ni tiempo fijo.
No veo otra solución que transcribir este pequeño párrafo a modo de resumen. Creo que lo más acertado.
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Estoy pensando en el campamento que hemos dejado atrás al salir de Dakar, en el sino de sus habitantes. En lo provisional de su existencia, en las preguntas acerca de su finalidad y sentido, preguntas que, por lo demás, tampoco plantean a nadie, ni siquiera a sí mismos. Si el camión no trae comida, morirán de hambre. Si la cisterna no trae agua, morirán de sed. No tienen para qué ir a la ciudad, y en cuanto al campo, no tienen por qué volver. No cultivan nada, no crían nada, no producen nada. Tampoco estudian. No tienen una dirección, ni dinero, ni documentación. Todos han perdido sus casas; muchos, a sus familias. No tienen a quién acudir para quejarse ni a nadie de quién esperar algo.

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Una curiosidad (per això de que la terra és la terra), en el capítulo dedicado a Mali, Kapuscinski reconstruye los hechos de un aventurero Valenciano, Jorge Esteban, que bien podría resumir en pocas palabras, la... flema..., la cadencia...., la filosofía...., de la gent de la meua terra. He intentando investigar por la vida y milagros de este personaje, si por intentar se considera picar en Google el nombre del susodicho Jorge, y no he descubierto nada de este personaje. ¿Alguien sabe algo?
Aprovecho la ocasión, siempre que puedo lo hago, para recomendar uno de mis libros favoritos  El Río Congo de Peter Forbath que bajo mi modo de entender retrata, si cabe, de forma más sublime el espíritu (redundando en  el título) de descubrimiento, exploración y explotación del Continente más dramático de la Tierra, África.
También recomendada ha sido Greuges Infinits de Maria Mercé Roca que para no perder la costumbre continua  con el tema de explotación de los más desfavorecidos, en este caso un indígena americano de la Isla de Guanahani, que es arrastrado por Colón en su primer viaje de regreso a occidente. A partir de aquí viene lo predecible; el choque de culturas, la nostalgia de la tierra amada, la amistad, el amor, el descubrimiento del sexo, etc…. No os gastéis el dinero.
Otras lecturas han sido Los invitados de la Princesa de Fernando Sabater y el Mar en llamas de Alberto Vázquez-Figueroa, que otro día cuando tenga ganas os contare el gran respeto que le tengo a  la literatura bestselliana de  Vázquez-Figueroa y el porqué.

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